Gracias a la búsqueda de genotipos resistentes, un biólogo colombiano ha dedicado los últimos años a luchar contra la pudrición de este producto, enfermedad causada por el hongo ‘Phytophthora cinnamomi’, que disminuye la vida de los cultivos a lo largo del país.
Yeison David López habla con la cadencia del científico cuando explica lo que ha sido un trabajo de muchos años, 15 en realidad. Este biólogo, con maestría en Ciencias Agrarias, es el responsable de que en Colombia se esté hablando de aguacates inmunes a una enfermedad conocida como tristeza del aguacate, que impide que la planta reciba el agua suficiente y, por ende, los nutrientes para su desarrollo, por lo cual se marchita hasta la muerte.
“Colombia es uno de los grandes productores del mundo. Estamos hablando de alrededor de 80.000 hectáreas y cerca de 900.000 toneladas producidas al año de diferentes clases de aguacates”, dice López.
Esa, quizá, fue una de las principales razones para adelantar una investigación que inició con 244 genotipos de aguacates puestos a prueba a lo largo de las regiones en las que se produce este fruto.
“Partimos del antecedente de lo que ocurrió en los Montes de María (noroccidente del país) donde la comunidad perdió alrededor del 60% de los cultivos a causa de esta enfermedad. Es un patógeno bastante agresivo”, agrega.
López explica que para la pudrición o “tristeza” siempre se ha hecho un manejo cuando la enfermedad ya está presente y no un esquema preventivo.
“Se usan químicos, que son bastante costosos, además de que generan un alto impacto ambiental, pero no garantizan que se termine la pudrición. La atacan, sí, pero es transitoria. En otras palabras, retrasan la enfermedad que sigue estando latente“, explica el entrevistado.
Por eso esta iniciativa de apelar a la genética para buscar una resistencia natural y tener genotipos que sean, de cierta manera, inmunes al hongo Phytophthora cinnamomi, el mayor dolor de cabeza para los productores de aguacate. “Lo que hice fue tomar, de los 20 genotipos identificados, los siete mejores. Y ahí hice un método de clonación induciendo la raíz. Y eso sí que es complicado”, añade López.
Ya con esos siete genotipos, siguió la reducción científica hasta que se identificaron tres con un alto comportamiento de resistencia a la pudrición. De hecho, en las pruebas, las plantas de estas clases de aguacate no se marchitaron y, a través de las raíces, se pudo comprobar que se desarrollaron estructuras de resistencia.
“Esas estructuras evitan que el patógeno avance a través del sistema vascular de las raíces. Es un avance que nos pone a la vanguardia en estos temas y al mismo nivel de otros países productores en masa como Estados Unidos, Israel, Nueva Zelanda y Sudáfrica, que durante muchos años estuvieron por delante de nosotros con programas de mejoramiento genético, para luchar contra la pudrición, bastante avanzados”, apunta López.
¿Cómo beneficia a los campesinos?
Luego de una explicación bastante técnica, López aterriza sus palabras para que sean entendidas por el pequeño campesino que dedica su vida a la producción del aguacate.
“Con estos genotipos clonados se logra que los cultivos sean más longevos. Por ejemplo: en Colombia un cultivo de aguacate dura entre 10 y 15 años, pero el agricultor solo puede estabilizarse económicamente luego de los primeros cinco. Entonces, con este desarrollo, el porcentaje de pudrición será más bajo y la vida de las plantas se alarga“, aclara el biólogo.
Ahora, tras las pruebas de laboratorio que duraron alrededor de seis años, y que se intensificaron los últimos dos gracias al apoyo de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia, el desafío será llevar los tres genotipos exitosos al campo y analizar cómo se comportan en los diferentes suelos para evaluar el resultado real.
“Sería irresponsable tomar los genotipos desarrollados con anterioridad por otros países y probarlos acá, porque la tierra, el clima, hasta los nutrientes, no son los mismos. Gracias a nuestro trabajo tenemos genotipos que seguramente funcionarán en zonas bajas, medias y altas, pues el aguacate no solo se cultiva en un solo ecosistema“, puntualiza López.
Recordemos que el aguacate es oriundo de México y que se expandió hacia el sur del continente americano. A la fecha, Colombia es el segundo productor a nivel mundial, por detrás de los mexicanos. Las exportaciones de aguacate del tipo hass del país sudamericano, al año 2022, fueron cercanas a los 142,6 millones de dólares.
Por ahora, gracias al apoyo de Agrosavia, López seguirá adelante con las pruebas para obtener plantas más fuertes y raíces inmunes a una enfermedad que, de no controlarse —como lo asegura el biólogo—, tendría un impacto muy fuerte en las exportaciones agrícolas del país.
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/ Imagen principal: CC0 / Unsplash/Andrés Gómez o /