Argentina | Murió Antonio Skármeta, el escritor que le puso poesía a la narrativa | El autor de “El cartero de Neruda” tenía 83 años

Argentina | Murió Antonio Skármeta, el escritor que le puso poesía a la narrativa | El autor de “El cartero de Neruda” tenía 83 años

Este martes la Universidad de Chile anunció la muerte del escritor Antonio Skármeta a los 83 años, que más tarde fue confirmada por el presidente Gabriel Boric. “Gracias maestro por la vida vivida. Por los cuentos, las novelas y el teatro. Por el compromiso político. Por el show de los libros que amplió las fronteras de la literatura. Por soñar que la nieve ardía en el Chile que te dolió tanto”, expresó el primer mandatario en X, y retuiteó el comunicado de la institución: “Nuestra comunidad universitaria despide con pesar a Antonio Skármeta Vraničić, escritor, Premio Nacional de Literatura 2014, egresado de Filosofía y académico de la Universidad de Chile en múltiples etapas de su inspiradora carrera que impulsó la lectura y el amor por los libros”.

Autor de novelas como El cartero de NerudaSoñé que la nieve ardía, El baile de la Victoria o Un padre de película, Skármeta fue una de las figuras más destacadas de las letras latinoamericanas. Su novela más famosa (publicada originalmente como Ardiente paciencia) lleva en el título el nombre del poeta chileno más ilustre y, aunque Skármeta nunca se desenvolvió en ese género, tuvo un lugar importante en su narrativa. En una clase literaria que dio en 2014 junto al brasileño Eric Nepomuceno, se explayó sobre el vínculo con la poesía, un elemento que suele aparecer como motor de sus tramas y personajes: “Como un escritor que no escribió poesía, soy tan gran admirador de los poetas que si ustedes revisan mis obras van a ver que en el corazón de estos relatos hay un poema o alguna situación vinculada con la poesía que desencadena el drama o fortalece alguna relación”.

El protagonista de esa novela es un joven cartero que visita al poeta de Isla Negra y plagia sus poemas para seducir a una chica. Según el autor, estas criaturas demuestran que “imbricar vida y poesía es posible”. Aquella charla de 2014 había tenido lugar en Tecnópolis y, en ese contexto, también habló sobre la inclusión como un eje que atraviesa su obra: “He notado que uno de los lemas de este encuentro es ‘la palabra incluye’. Interesante; no sólo porque la inclusión es el gran tema de las políticas latinoamericanas actuales sino porque es casi el leitmotiv de mi literatura. Siempre he intentado hacer una narrativa de roce, de fricción, en que personajes de distintas esferas se compenetran, se rozan; y de allí, de las chispas de ese roce, surge una energía que yo llamaría inclusiva”.

Skármeta nació en Antofagasta (1940) y pertenece a la generación de escritores de los 60. Estudió Filosofía en la Universidad de Chile, pero su vocación lo condujo a la literatura y se convirtió en un autor prolífico. A lo largo de su trayectoria cultivó diversos géneros: cuentos, novelas, obras de teatro, libros infantiles y hasta óperas. En 2014 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile y, sobre ese reconocimiento, declaró: “Es una gratitud muy grande. Este premio confirma la relación tan grande y tan íntima que tengo con Chile, su historia, las alternativas históricas, los personajes, la gente más vulnerable, a la cual me he dedicado en mi obra y a sus artistas, poetas”.

El autor adquirió reconocimiento internacional con varios galardones y gran resonancia en el campo cinematográfico. Tres de sus libros llegaron a la pantalla grande: El cartero de Neruda (Michael Radfor, 1994), El baile de la Victoria (Fernando Trueba, 2009) y la obra de teatro El plebiscito, que inspiró el film No (Pablo Larraín, 2012). Cuando la dictadura de Pinochet terminó con el gobierno democrático de Salvador Allende, Skármeta tenía 33 años, militaba en la izquierda y estaba vinculado al Movimiento de Acción Popular y Unitaria (MAPU). Por esa razón decidió exiliarse: primero viajó a la Argentina y luego partió hacia Alemania, donde finalmente se radicó. En Berlín cultivó su interés por el séptimo arte: ejerció como docente en la Academia Alemana de Cine y Televisión, dirigió dos películas, actuó en cinco y escribió varios guiones que fueron dirigidos por el alemán Peter Lilienthal.

El compromiso político y social fue algo que siempre estuvo en primer plano. Skármeta se desempeñó como embajador en Alemania durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos (2000-2006) y a lo largo de su carrera expuso sus ideas con convicción: en Soñé que la nieve ardía (1975) elogiaba el socialismo de Allende y en Insurrección (1982) narraba la revolución sandinista en Nicaragua. En una entrevista con este diario en 2011, el autor se refirió al plebiscito de 1988 y dijo: “La derecha siempre ha tenido una fuerte presencia, pero ese poema que fue la campaña del ‘No’ tuvo el mérito de mostrarle a los indecisos que la alternativa era entre la dictadura y la libertad”.

@P12