China vive un auge del turismo científico, impulsado por sus avances tecnológicos y el creciente interés público por la innovación. Nuevas experiencias en distintas regiones del país permiten a los visitantes combinar entretenimiento con aprendizaje.
En Wenchang (Hainan), se inauguró una plataforma de observación donde cientos de turistas presenciaron el lanzamiento del cohete Changzheng-7. La iniciativa incluye actividades educativas y ha generado beneficios económicos para comunidades locales.
En el desierto de Gansu, la base “Marte-1” simula la vida en el planeta rojo. Los visitantes participan en más de 60 misiones científicas, como el cultivo de plantas en ecosistemas cerrados, promoviendo el interés por la ciencia entre los jóvenes.
En Hefei, los ciudadanos pueden visitar el “sol artificial”, un reactor experimental de fusión nuclear. La ciudad cuenta con más de 270 centros científicos abiertos al público, consolidándose como un polo de divulgación tecnológica.
Estas propuestas posicionan a China como un referente en turismo científico y educativo, según informó
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