El Museo de Cuentos de Hadas de los Pueblos del Mundo ha reunido objetos “mágicos” de los mitos de los países BRICS: un espejo del “Enclenque” indio, monedas que derramó un antílope dorado, la flecha que voló tras la princesa-rana y la artesa rota del cuento El pescador y el pez dorado.
Desde hace casi 30 años, aquí se organizan excursiones para niños, donde se discuten mitos rusos y aprenden sobre relatos de otros rincones del mundo. El director y gestor del museo, Alexéi Kurkin, los guía en este viaje.
“En realidad, al principio todos los cuentos se inventaron para adultos, porque contienen una doble moral, un doble sentido. Los niños no comprenden este significado”, dijo Kurkin en una conversación con TV BRICS.
La magia, los animales que hablan y la teletransportación no sorprenden a los jóvenes visitantes. Sin estos elementos, el cuento se convierte en realidad, según comentó Arseni Kovalevich, uno de los asistentes al museo.
“Creo que esto es necesario para que al lector le resulte más interesante leer. Es decir, por ejemplo, si el [personaje] Kolobok no hablara, ¿quién querría leer esa versión? Simplemente la abuela horneó el pan, lo puso en la ventana, se quedó allí reposando. Luego se lo comieron y fin. Ni siquiera es interesante”, añadió.
En los cuentos de diferentes etnias, ocurren paralelismos. Por ejemplo, tanto en Rusia como en India existe una leyenda sobre un pez dorado. Y en Brasil, según Olga Korobchuk, quien vivió en ese país por más de cuatro años, hay un personaje similar a Baba Yagá. “Pero en su caso, es una abuela con rostro de cocodrilo”, compartió Olga.
Del mismo modo, los “números mágicos” coinciden en distintos mitos: tres pruebas, tres días, tres hermanos. La cifra puede cambiar según la región, pero el misterio permanece.
Los cuentos se preservan cuidadosamente y se transmiten de generación en generación. Reflejan los valores espirituales de cada pueblo. Los cuentos rusos enseñan bondad y respeto a los mayores, los indios inteligencia y astucia, y los brasileños revelan los secretos de los bosques del Amazonas.
Por su parte, los cuentos sudafricanos recuerdan la importancia de proteger el mundo que nos rodea. Sus protagonistas son los habitantes de la sabana: leones, jirafas, elefantes, monos y cocodrilos.
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