Kokóshnik: ¿Cuál es su origen y por qué los rusos aún le tienen tanto cariño?.

Kokóshnik: ¿Cuál es su origen y por qué los rusos aún le tienen tanto cariño?.

Durante mucho tiempo, un kokóshnik caro y hermoso fue la parte más importante del traje femenino ruso. A mediados del siglo XIX, cuando por 100 rublos se podía construir una modesta casa campesina, la nobleza podía pagar de 2000 a 7000 rublos de plata por kokóshniks adornados con perlas.
Hoy en día, este tocado vuelve a ser popular: aparece en las colecciones de las mejores casas de moda, en obras cinematográficas, además de lucirse durante eventos sociales. Les contamos por qué el kokóshnik está nuevamente de moda, cómo se puede distinguir uno auténtico de su pastiche y cómo se convirtió en un símbolo de Rusia.

El kokóshnik es un antiguo tocado de la mujer casada, uno de los símbolos del traje ruso. Su nombre proviene de la palabra “kokosh” (“gallina”, en ruso). Se cree que el término se acuñó debido a la forma especial del tocado, parecido a una cresta de gallina.

En la actualidad, no disponemos de documentos históricos que nos hablen con precisión del significado sagrado de los kokoshniks. Sin embargo, los expertos señalan que la referencia al ave podría simbolizar la buena salud y fertilidad de la mujer.

En la Antigua Rusia, los tocados se dividían en dos grandes grupos: los de doncella, que solo podían llevar las mujeres no casadas, y los de dama, que se utilizaban una vez contraído el matrimonio. Coronas de doncella, cintas y diademas no cubrían el cabello. Una trenza gruesa era una de las principales virtudes de una señorita y se dejaba a la vista de los pretendientes. No obstante, una mujer casada debía ocultar cuidadosamente el cabello, ni un solo mechón podía ser expuesto en público. Eso se consideraba una desgracia y, a veces, una mala señal que podía acarrear problemas.

No se sabe cuándo aparecieron los primeros kokoshniks. En los textos históricos, los kokoshniks solo se mencionan a partir del siglo XVII, aunque es posible que se encontraran tocados similares en épocas anteriores. Los orígenes del kokóshnik tampoco son del todo claros. El historiador checo Lubor Niederle creía que el tocado llegó a Rusia de Bizancio o tenía orígenes en la vestimenta nacional tártara.  Pero muchos expertos prefieren la versión de que los kokoshniks se originaron en territorio eslavo a base de otros tocados más antiguos: la kichka y la soroka.

La mayoría de los kokoshniks son tocados de una sola pieza con una sólida elevación en su parte delantera.  Hoy en día, los modelos más famosos son los que tienen la cresta en forma de triángulo o en forma de media luna invertida. La base alta y gruesa se fabricaba con varias capas de papel, cartón, madera o lienzo. En su parte superior, estaba forrada con una tela cara. La parte delantera la adornaban profusamente con perlas, bordado de hilos de oro y plata, lámina metálica, cristal y otros materiales. La parte anterior solía estar completamente cubierta con bordados: espigas, ramas de árboles, flores o pájaros. No obstante, los bordados a menudo se cubrían con un hermoso pañuelo u otro tipo de chal. Esa tradición persistía en muchas regiones del país.

En la época previa al reinado del zar Pedro I (siglo XVI), los kokoshniks formaban parte de la vestimenta tanto de las damas nobles como de las campesinas. Sin embargo, a principios del siglo XVIII, Pedro I ordenó que los rusos dejaran de llevar la indumentaria tradicional y se vistieran a la europea. Desde entonces, las aristócratas rusas renunciaron al uso de kokoshniks. En cambio, el tocado ganó una gran popularidad entre campesinas, burguesas y mercaderas. Y si bien al principio formaba parte del traje típico de las regiones norteñas y de algunas zonas centrales, en el siglo XVIII se extendió hacia el sur.

Kokóshnik como símbolo de Rusia

Tras las prohibiciones de Pedro, el kokóshnik permaneció en desgracia menos de cien años. Durante el reinado de Catalina II, volvió a utilizarse por las damas de la corte, en ese caso como símbolo de amor por la cultura rusa. La emperatriz ―que era alemana por su origen― enfatizaba su vínculo con el pueblo ruso: en las veladas que organizaba para las personas más cercanas, hablaba exclusivamente en ruso y vestía atuendos inspirados en el vestuario nacional. Para complementar esa imagen, hacía falta un kokóshnik de estilo ruso. Siguiendo su ejemplo, otras damas de la corte mostraron su aprecio por los tocados rusos.

La segunda oleada de popularidad se produjo tras la victoria rusa en la guerra contra la invasión francesa de los ejércitos de Napoleón (1812). En esa época, las aristócratas rusas empezaron a usar prendas parecidas a los sarafanes ―tradicionales vestidos sin mangas― y kokoshniks a la antigua. 

En el año 1834, el zar Nicolás I emitió un decreto que introducía una nueva vestimenta uniforme para las damas de la corte. Esa indumentaria se parecía al sarafán y se complementaba con un tocado. Mientras las jóvenes solteras llevaban una cinta de pelo, las mujeres casadas debían usar una cofia tradicional rusa llamada povóinik o un kokóshnik. 

En la segunda mitad del siglo XIX, surgió el interés por coleccionar antigüedades rusas. Enseguida, se extendió a muchos ámbitos de la cultura: los arquitectos construían edificios de estilo neorruso, los artistas pintaban cuadros de fantasía protagonizados por jóvenes boyardas (hijas de los nobles terratenientes) del siglo XVII y personajes de cuentos de hadas vestidos a la antigua usanza rusa.
El apogeo de esta tendencia fue el baile de disfraces, celebrado para conmemorar el 290 aniversario de la dinastía Románov. El 26 de febrero de 1903, los invitados acudieron al Palacio de Invierno vestidos a la época del siglo XVII. Para crear los atuendos, se contó con la participación de grandes profesionales. Así, el director del Museo del Hermitage facilitó las referencias históricas necesarias. Del diseño y de la costura se encargó el personal de los Teatros Imperiales, artistas famosos, diseñadores de moda y joyeros, entre ellos, Eugène Fabergé, el hijo mayor de Carl Fabergé.

La siguiente cumbre de la popularidad del kokóshnik comenzó en 1909, cuando la compañía de ballet creada por el empresario ruso Serguéi Diáguilev y conocida como los Ballets Rusos se celebró en París ―y luego en Londres y otras ciudades europeas― causando sensación en toda Europa Occidental. Así, Diáguilev presentó a Europa el ballet ruso, la ópera y el lujoso traje nacional ruso. La estrella de la célebre compañía, bailarina Anna Pávlova, aparecía en los escenarios luciendo al menos dos tipos diferentes de kokoshniks.

Tras la revolución, cuando la alta nobleza rusa empezó a abandonar el país en masa, los kokoshniks se dieron a conocer en los desfiles de moda, en el cine mudo y, más tarde, en Hollywood. Uno de los ejemplos más emblemáticos de la actualidad es el kokóshnik metálico que luce la princesa Padmé Amidala en la quinta película de la saga cinematográfica ‘Star Wars: Episodio II ― El ataque de los clones’ (2002).

El hoy del kokóshnik

En 2016, los tocados rusos se impusieron como tema central en la obra del diseñador de moda Konstantín Gaidái, quien lanzó lujosos kokoshniks de fantasía confeccionados en jacquard y terciopelo con los más finos bordados, piedras semipreciosas, perlas de río y plumas de aves exóticas. Y tan solo dos años después, se viralizaron las fotos de hinchas rusos ―hombres y mujeres― vestidos con kokoshniks para mostrar su apoyo a la selección de Rusia. Así, el kokóshnik volvió a demostrar que, al día de hoy, sigue siendo un símbolo de Rusia.

Hoy en día, artistas y diseñadores de moda se dedican no solo a crear pastiches de fantasía, sino también a elaborar tocados que respetan la tradición histórica. Uno de los modistos y recreadores más conocidos en el ámbito es Johann Nikadimus. Desde 2015, se dedica a diseñar accesorios con técnicas históricas. El artista se inspira en auténticas piezas conservadas en colecciones de museos y en retratos y grabados de época, combinando telas antiguas con materiales modernos. Johann Nikadimus crea cada prenda enteramente a mano, como lo hacían los artesanos de hace cientos de años. 


Selección de material, redacción y traducción:
Club de estudiantes “Latidos Unidos” de la Universidad Estatal de Moscú de Relaciones Internacionales (MGIMO)

Fuentes:

  1. Kokóshnik: El símbolo más ruso (culture.ru)
  2. https://www.culture.ru/s/kokóshnik/images/tild3434-6463-4734-a164-313561626234__07-min.png
  3. https://www.culture.ru/s/kokóshnik/images/tild3562-3737-4832-a333-326131363735__11.png
  4. https://www.culture.ru/s/kokóshnik/images/tild3733-6265-4431-b664-333332303231__22.png
  5. https://i.pinimg.com/originals/c2/d2/9e/c2d29eabd168ea4b5da7f985048d3bf1.jpg
  6. https://i.pinimg.com/736x/07/4f/c2/074fc2ac027a61c09ea611245580b8a9.jpg
  7.  https://www.culture.ru/s/kokóshnik/images/tild3663-3537-4066-a137-323962363161__001-min.png
  8.  https://www.culture.ru/s/kokóshnik/images/tild6137-6664-4463-a465-353532623934__55.png
  9.  https://www.culture.ru/s/kokóshnik/images/tild3930-3362-4434-b037-393032613762__44.png