La flor del ceibo: Leyenda y datos curiosos de la flor nacional del Uruguay.

La flor del ceibo: Leyenda y datos curiosos de la flor nacional del Uruguay.

La Flor de Ceibo es la flor nacional del Uruguay. Esta curiosa planta es autóctona de allá y de algunas zonas de Brasil, Argentina y Paraguay. Una de las tantas tradiciones que posee Uruguay. Presentamos una de las leyendas que se difunden sobre esta flor, tomada del lenguaje popular y un poema uruguayo sobre el Ceibo.

Leyenda popular de la Flor de Ceibo

Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños… Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien  al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo  la muerte en la hoguera.

La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

Poema de la Flor de Ceibo

Me lo dijo un indio viejo y medio brujo
Que se santiguaba y adoraba al sol
Que en los tiempos en que el era niño
El ceibo no lucia flores rojas como hoy.

Pero una mañana sucedió el milagro
-es algo tan bello que cuesta creer-,
Con la aurora vimos al ceibal de grana,
Cual si por dos lados fuera a amanecer.

Y era que la moza mas linda del pago,
Esperando al novio toda la velada,
Por entretenerse se había pasado
La hoja del ceibo por entre los labios.
Entonces los ceibos como por encanto,
Se fueron tiñendo de rojo color…
Tal lo que me dijo aquel indio viejo,
Que se santiguaba y adoraba el sol.

Poema de Fernán Silva Váldez

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