La odisea polar rusa del Cheliuskin: ¿Triunfo o tragedia?

La odisea polar rusa del Cheliuskin: ¿Triunfo o tragedia?

¿Quiénes eran los cheliuskinitas y por qué, tras su rescate, el Gobierno soviético instituyó su máxima condecoración estatal para premiar una hazaña heroica en tiempos de guerra y de paz?

Para encontrar las respuestas, habrá que volver un siglo atrás. El 13 de febrero de 1934, el barco de vapor Cheliuskin, al mando del capitán Vladímir Voronin y del jefe de la expedición, el reconocido científico ruso Otto Schmidt, fue aplastado por los hielos del Ártico y se hundió en el estrecho de Bering —por el que pasa la frontera marítima entre Estados Unidos y Rusia—. La tripulación se logró evacuar y durante dos meses tuvo que refugiarse en viviendas improvisadas, construidas en pleno desierto polar. Mientras tanto, toda la Unión Soviética estaba pendiente de la vida y el rescate de los que se les solía llamar “cheliuskinitas”. 

Vladimir Voronin and Otto Schmidt

Los objetivos de la expedición 

Antes de emprender su largo viaje, la embarcación, construida en Dinamarca y estacionada en San Petersburgo, llegó a Múrmansk —la mayor ciudad del mundo al norte del círculo polar ártico— para completar la tripulación. El 10 de agosto de 1933, el vapor que lleva el nombre de Semión Cheliuskin, navegador y explorador del Norte ruso, zarpó del puerto rumbo al este.

El Cheliuskin tenía por objetivo repetir el trayecto del rompehielos Alexánder Sibiriakov, que en 1932 había sido el primer barco en conseguir hacer lo que los navegantes llevaban soñando desde la segunda mitad del siglo XIX: recorrer la ruta marítima del Norte, que une el océano Atlántico con el océano Pacífico a lo largo de las costas de Rusia. Esta meta siempre había sido muy difícil de alcanzar porque la gran mayoría de la ruta se encuentra en aguas del Ártico y algunos tramos solo están libres de hielo durante dos meses al año.

La expedición había de poner a prueba la navegabilidad de la ruta marítima del Norte no solo por los rompehielos, sino también por los simples cargueros, ya que el trayecto era imprescindible para abastecer el Lejano Oriente ruso y la región de Siberia con todos los bienes necesarios. 

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A bordo de la embarcación estaban 53 tripulantes, 29 miembros de la expedición, 18 invernantes de la isla de Wrangel y 12 constructores. El barco iba cargado con 2.995 toneladas de carbón, 500 toneladas de agua, alimentos para un año y medio, provisiones suficientes para tres años destinadas a la isla de Wrangel, 26 vacas y 4 lechones, que durante la expedición se hicieron cerdos adultos. El ganado era necesario para proporcionar carne fresca a los expedicionarios.

El inicio de la expedición y los primeros problemas a bordo

Los primeros días, el Cheliuskin no reportó ningún contratiempo. Sin embargo, tan pronto como entró en el mar de Kara, famoso por su mal genio, la nave sufrió una deformación del casco que llevó a la aparición de una brecha. El 13 de agosto se originó una fuga. La dotación se planteó la posibilidad de regresar al puerto, pero se decidió continuar la expedición. 

En septiembre, cuando el Cheliuskin ya se encontraba en el mar de Siberia Oriental, debido al intenso hielo, el barco recibió otras dos abolladuras en ambos costados. La fuga se intensificó.

A pesar del estado cada vez más vulnerable de la nave, a principios de noviembre la expedición casi había completado la ruta prevista hasta entrar en el estrecho de Bering. Sin embargo, los cheliuskinitas no lograron llegar a su destino final, la ciudad portuaria de Vladivostok, muy próxima a la frontera rusa con China y Corea del Norte. El hielo empezó a avanzar en sentido contrario, apretando el buque ya muy dañado y lo arrastró de vuelta al mar de Chukotka. Cheliuskin acabó aprisionado en una banquisa y pasó unos meses a la deriva. 

El hundimiento de Cheliuskin

Para finales de noviembre, los temores de que Cheliuskin no lograra liberarse de su gélido cautiverio comenzaron a crecer. Para salvar a la tripulación, arribaron a la bahía de Providéniya, en el mar de Chukotka, varios aviones procedentes de Vladivostok. Los pilotos Liapidevski, Konkin y Petrov empezaron a ensayar maniobras para evacuar a la gente en condiciones extremas.

El 13 de febrero de 1934, Cheliuskin, aplastado por el hielo, se hundió en dos horas, de lo que no tardaron en informar al Gobierno soviético mediante un radiograma.

En total, 104 personas lograron evacuarse y ponerse a salvo, incluyendo diez mujeres y dos niños. Algunos habían abandonado el buque antes de los trágicos sucesos, principalmente por causa de enfermedad. Los últimos en desembarcar en el banco de hielo fueron el capitán Voronin y el jefe de la expedición, Schmidt. Durante la evacuación se produjo una sola muerte: el intendente Borís Mogilevich, que se demoró en la cubierta del barco, fue aplastado por un barril.

Schmidt escribe sobre el desalojo de Cheliuskin con mucha discreción: “La descarga se llevó a cabo de manera excepcionalmente disciplinada. No hubo ni una sola manifestación de pánico, ni una sola alteración del orden”.

Los cheliuskinitas en el témpano de hielo

Desde el 13 de febrero hasta el 13 de abril de 1934 los miembros de la expedición polar tuvieron que permanecer en el banco de hielo. Gracias a los esfuerzos de cada uno de los supervivientes, el grupo logró arreglar una vida “más o menos soportable” tratando de hacerla “mejor y más civilizada”, señala Schmidt.

Miembros de la expedición en el campamento.

Utilizando la madera rescatada del barco, los cheliuskinitas construyeron un barracón, una panadería e incluso se organizó el periódico mural titulado ¡No nos rendiremos!.

¡No nos rendiremos!

Además, los expedicionarios iban preparando un aeródromo, a pesar de que el hielo no dejaba de quebrarse y cubrirse de nieve.

Los náufragos recibían radiogramas que les informaban de todos los preparativos para su rescate. “Estábamos seguros de que nos salvarían”, afirma Schmidt. Además, por permanecer a la deriva, los cheliuskinitas tenían que enviar constantemente a los pilotos sus coordenadas exactas.

El rescate de la expedición

La lucha por la supervivencia de los cheliuskinitas y los preparativos para su rescate estaban en el punto de mira de todo el mundo. Mientras que los resultados científicos logrados durante la expedición afamaron a los investigadores, la operación de búsqueda y salvamento marcó el triunfo de la aviación polar y contribuyó a la adquisición de una experiencia invaluable en el uso de aviones en las duras e impredecibles condiciones climáticas del Ártico.

El avión ANT-4, bajo el mando del piloto Anatoli Liapidevski, fue el primero en aterrizar en el campamento de cheliuskinitas en marzo de 1934. La búsqueda se llevaba a cabo en condiciones de máxima complejidad: era noche polar, soplaban fuertes vientos y se generaban violentas ventiscas de nieve, mientras que las temperaturas bajaban hasta los 40 grados bajo cero.

Anatoli Liapidevski

El avión de Liapidevski partió 28 veces en busca de la expedición y solo la encontró durante su vigesimonoveno vuelo. Además, el comandante consiguió aterrizar la aeronave en una pista tres veces más pequeña de lo necesario. Durante la misión de rescate, se requería el mayor grado de esfuerzo persistente y concentrado por parte de la tripulación, que llegaba a los límites del cuerpo humano. Fue una verdadera hazaña.

Gracias a aquel primer vuelo, se pudo llevar a la tierra firme a diez mujeres y dos niños. Sin embargo, el vehículo, agotado por el uso excesivo en condiciones especialmente difíciles, acabó por fallar. La evacuación de los investigadores polares se hizo masiva al pasar un mes entero, cuando accedieron al lugar los aviadores Slepniov, Kamanin y Mólokov. Para el 13 de abril de 1934, todos los náufragos habían sido rescatados.

Por su heroísmo, los cheliuskinitas fueron premiados con órdenes. Los pilotos Liapidevski, Levanevski, Mólokov, Kamanin, Slepniov, Vodopiánov y Doronin, cuya contribución en el rescate era clave, fueron los primeros en recibir el más alto título honorario de Héroe de la Unión Soviética, establecido específicamente para galardonar a los protagonistas de la epopeya cheliuskinita.

Video: “Chelyuskin”. Rescate de los chelyuskinitas. 1934

Resultados de la expedición

A pesar de que el Cheliuskin nunca alcanzó las aguas del océano Pacífico, sí se logró el objetivo principal de la campaña: comprobar la navegabilidad de la ruta marítima del Norte.

En el ámbito científico, se realizó un estudio exhaustivo del mar de Chukotka: sus corrientes e interacciones entre ellas, los vientos, la resistencia de la costa al movimiento del hielo, etc. Además, se hicieron importantes descubrimientos en hidrología, hidroquímica, hidrobiología, aerología y meteorología. 

Hablando del impacto mediático de lo sucedido, la entonces propaganda soviética, definió la expedición Cheliuskin como un gran triunfo que demostraba la idoneidad de la ruta marítima del Norte para los buques de carga. Sin embargo, los expertos occidentales afirmaron que, de hecho, el barco naufragó y que se trataba más bien de un indudable fracaso.

Recepción y saludos a los cheliuskinitas en Moscú. 1934

La búsqueda del Cheliuskin hundido

A lo largo de los años se intentó hallar los restos del Cheliuskin pero siempre sin éxito. No fue hasta septiembre de 2006 cuando por fin se encontró el barco. El hallazgo dio comienzo a las numerosas inmersiones de muchas horas de duración realizadas en aguas frías (hasta -1ºC) a una profundidad de aproximadamente 49 metros.

El Cheliuskin fue localizado bajo una capa de limo de unos tres metros de grosor. Entonces, dos fragmentos de la nave fueron separados con gran dificultad de su cubierta superior y enviados a Copenhague, al astillero “Burmeister & Wain” donde el barco había sido construido. Los especialistas daneses confirmaron que los elementos encontrados pertenecían al Cheliuskin, dando por concluida esta heroica epopeya polar.

En 2020, los miembros de la expedición de la Sociedad Geográfica Rusa y de la Flota del Norte de la Armada de Rusia examinaron la embarcación hundida y grabaron videos usando vehículos submarinos, pero sigue siendo problemático levantarla desde el fondo marino debido al hielo a la deriva y aguas turbias.


Selección de material, redacción y traducción:
Club de estudiantes “Latidos Unidos” de la Universidad Estatal de Moscú de Relaciones Internacionales (MGIMO
)
Asesoría y Corrección: Bricslat (Argentina)

Fuentes:

  • https://tass.ru/arktika-segodnya/18412601
  • https://www.prlib.ru/history/619162
  • https://inosmi.ru/20210330/249441136.html
  • https://images.app.goo.gl/EDokANnX78E4HfsC7
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