Matrioska: un símbolo de Rusia que enamoró al mundo.

Matrioska: un símbolo de Rusia que enamoró al mundo.

Inventada a finales del siglo XIX por Vasili Zvorykin, siguiendo los bocetos de Serguéi Maliutin, la matrioska rusa se ha consolidado como uno de los símbolos más reconocidos de Rusia a nivel internacional.

Este icónico juguete de madera, compuesto por varias figuras encajadas unas dentro de otras, ha trascendido su función original. Ha sido inmortalizado en canciones, adoptado como mascota en eventos internacionales y sigue siendo un emblema cultural que representa la riqueza artística y artesanal de Rusia.

Exhibida en prestigiosas exposiciones internacionales en países como Francia, Alemania, Grecia y Turquía, la matrioska rusa se ha consolidado como un auténtico símbolo del patrimonio cultural del país. Su impacto ha sido clave en la promoción global de la cultura y el arte rusos. Actualmente, la producción de estas icónicas muñecas trasciende las fronteras de Rusia, fabricándose también en países como China, India y Bielorrusia.

Más allá de su atractivo estético, la matrioska simboliza riqueza, fertilidad y maternidad. Su valor cultural y artístico la ha convertido en uno de los recuerdos más codiciados por los turistas, quienes la llevan como obsequio para familiares y amigos, perpetuando así su relevancia en el mercado internacional.

Un ícono ruso con raíces en la historia universal

Aunque la matrioska se ha consolidado como un símbolo cultural de Rusia, su origen sigue envuelto en cierto misterio. Es bien sabido que figuras desmontables similares existían en diversas culturas mucho antes de que este icónico juguete apareciera en territorio ruso. Además, la técnica de insertar objetos decorativos pintados unos dentro de otros ya era conocida en Rusia desde tiempos antiguos.

La popularización masiva de la matrioska en el siglo XIX se atribuye, en gran medida, al despertar de la conciencia nacional en Rusia. Este resurgimiento cultural no solo avivó el interés por las tradiciones locales, sino que también atrajo la atención internacional hacia el arte y la artesanía rusos. Fue en este contexto cuando surgió el llamado “estilo ruso”, un movimiento que impulsó la recuperación de técnicas tradicionales para la creación de juguetes y promovió su difusión en el mercado global.

El origen de la matrioska: entre mitología y creatividad artesanal

Existen diversas teorías sobre el origen de la matrioska, el icónico juguete ruso. Una de las versiones sugiere que su prototipo fue una figura de Fukurama, una deidad de la mitología budista, traída a la finca de Abrámtsevo a finales del siglo XIX.

Sin embargo, la versión más aceptada señala que la primera matrioska, destinada a convertirse en un símbolo nacional, fue creada en el taller de Educación Infantil del comerciante ruso Savva Mámontov. Allí, el talentoso tornero Vasili Zvorykin, en un ejercicio creativo, talló una muñeca a partir de una simple barra de madera.  En su diseño inicial, la figura recordaba más a un bogatir —héroe de las antiguas epopeyas rusas— y no era desmontable. No fue sino después de recibir sugerencias del artista Serguéi Maliutin que Zvorykin perfeccionó el modelo, convirtiéndolo en una figura hueca compuesta por ocho piezas encajables. Así nació la matrioska tal como se conoce hoy: un símbolo cultural cargado de historia y arte.

El diseño final de la matrioska tomó forma gracias al artista Serguéi Maliutin, quien pintó las primeras muñecas dotándolas de elementos simbólicos como un gallo, una olla de gachas y una hoz. Cada figura tenía un diseño único, mientras que la más pequeña representaba a un bebé envuelto.   Una vez creado el primer prototipo, surgió la pregunta sobre el nombre que recibiría el juguete. La respuesta llegó rápidamente: en aquella época, uno de los nombres femeninos más populares en Rusia era Matrona, asociado a la imagen de una madre de familia. Inspirados en esta idea, el nombre fue adaptado de forma cariñosa como “matrioska”.  Así, con su diseño colorido y sus raíces en las tradiciones nacionales, la matrioska no tardó en cruzar fronteras, convirtiéndose en un símbolo cultural de Rusia reconocido en todo el mundo.

El salto internacional de la matrioska: de París al mundo

La fama mundial de la matrioska surgió de manera inesperada. En 1900, Rusia presentó la icónica figura en la Exposición Universal de París, donde el juguete capturó de inmediato la atención del público. Su diseño innovador fue galardonado con una medalla de bronce, lo que catapultó a la matrioska como uno de los recuerdos más solicitados a nivel internacional.

Con el inicio del siglo XX, el modelo original experimentó importantes mejoras. En los talleres artesanales de Sérguiev Posad, a 70 kilómetros de Moscú, los artesanos perfeccionaron las técnicas de producción. Adoptaron el uso de madera de tilo, conocida por su suavidad y durabilidad, y sometieron cada muñeca a meticulosos procesos de barnizado y pulido.

La evolución artística de la matrioska

Con el paso del tiempo, la matrioska no solo perfeccionó su técnica de fabricación, sino que también evolucionó en su diseño artístico. En honor al centenario del nacimiento de Nikolái Gógol, se produjeron muñecas inspiradas en personajes de Tarás Bulba y El inspector. Asimismo, para conmemorar el aniversario de la Guerra Patria de 1812, se crearon figuras representando a Napoleón y al mariscal Kutúzov.

El éxito internacional alcanzado en la Exposición Universal de París abrió nuevas puertas para la matrioska. Las muñecas mejoradas en los talleres de Sérguiev Posad fueron exhibidas en importantes ferias de Londres, Alemania, Grecia y Turquía, consolidando su fama mundial. Sin embargo, esta popularidad también tuvo un efecto inesperado: las matrioskas comenzaron a ser imitadas en otros países, dando lugar a copias que se presentaban como originales.

Diversidad regional: las matrioskas y sus estilos únicos

En la actualidad, la fabricación de matrioskas ha trascendido los talleres tradicionales de Sérguiev Posad, expandiéndose a diversas regiones de Rusia. Ciudades como Semiónov y Viatka, así como los pueblos de Poljovski Maidán y Krutets, se han convertido en centros de producción reconocidos por sus diseños distintivos.

La diferencia entre estas muñecas radica en las técnicas de pintura empleadas en los modelos terminados. Las matrioskas de Semiónov, por ejemplo, se inspiran en las artes decorativas de Jojlomá y Fedóskino, presentando figuras morenas vestidas con trajes amarillos adornados con flores y pañuelos en la cabeza. Por su parte, las versiones de Poljovski Maidán y Krutets destacan por un trazo más detallado en las manos, con figuras que sostienen bandejas y panes, símbolos tradicionales de hospitalidad rusa. Entre las más llamativas se encuentran las matrioskas de Tver, decoradas en tonos dorados que evocan los patrones de Jojlomá, convirtiéndolas en auténticas piezas de colección.

La matrioska más grande del mundo: una obra monumental de Semiónov

La fábrica de Semiónov ostenta el título de haber creado la matrioska con más piezas del mundo. Esta impresionante obra consta de 72 figuras, lo que la convierte en una auténtica maravilla artesanal.

Matrioska de Semyonov con 30 muñecas.


Asesoría y Corrección: Bricslat (Argentina)

Fuentes:

  1. https://www.osnmedia.ru/1000/matreshka/
  2. https://photoxpress.ru/news_info.asp?news_id=2380514
  3. https://www.culture.ru/s/vopros/matreshki/
  4. https://multiurok.ru/blog/istoriia-russkoi-matrioshki.html