• Occidente aparca su idea de infligir una derrota estratégica a Rusia, dice el SVR

Moscú, 26 nov (Sputnik).- El campo occidental dejó a un lado su idea de causarle una derrota estratégica a Rusia en el conflicto ucraniano, sostuvo el director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR), Serguéi Narishkin.
“Las capitales occidentales dejaron de pensar en cómo infligirle una derrota estratégica a Rusia, y ahora comienzan a pensar cómo evitar ser derrotados ellos mismos”, dijo Narishkin en la reunión de responsables de seguridad y agencias de inteligencia de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que se lleva a cabo en Moscú.
La CEI aglutina a Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Ucrania.
Estados Unidos y la OTAN, indicó Narishkin, piensan ahora “cómo mantener en el poder al régimen neonazi rusófobo” en Kiev.
El responsable del SVR subrayó que los Estados de la OTAN, pese a sufrir un fiasco en el conflicto ucraniano, no se tranquilizarán.
“Actuarán a su estilo y tratarán de sembrar el caos en los países de nuestra Comunidad y alrededor de Rusia”, advirtió, añadiendo que la CEI ya está acostumbrada a tales actos de Occidente y tiene ya determinada “inmunidad”.
Hoy por hoy, dijo, son más importantes las medidas que toman las naciones de la CEI para establecer una arquitectura de seguridad euroasiática.
Narishkin se refirió también a los debates en las capitales occidentales para congelar el conflicto ucraniano ante el avance del Ejército ruso.
“Rusia rechaza categóricamente el congelamiento del conflicto (…) Queremos una paz sólida y duradera. Se debe garantizar la paz, ante todo, para Rusia, pero también para todo el continente europeo. Y la condición para alcanzar esa paz es eliminar todas las causas que provocaron el conflicto ucraniano”, enfatizó.
El jefe de la inteligencia subrayó que su país está abierto para las negociaciones y mientras más antes las capitales occidentales acepten las condiciones del acuerdo de paz propuesto por Moscú, “mejor será para Ucrania, para Europa y para Rusia”.
La crisis ucraniana constituye el mayor desafío para la paz y la seguridad en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Varios expertos han alertado que la Casa Blanca con sus entregas de armas al Gobierno ucraniano podría desencadenar un conflicto armado directo entre Estados Unidos y Rusia con consecuencias impredecibles.
Las fuerzas rusas llevan a cabo desde febrero de 2022 una operación militar para detener los bombardeos ucranianos contra los civiles de Donetsk y Lugansk, dos territorios que se independizaron de Ucrania en 2014 y se incorporaron a Rusia en septiembre de 2022.
Conforme al liderazgo ruso, los objetivos de la campaña militar son detener “el genocidio de los pueblos de Donetsk y Lugansk que cometía el régimen ucraniano” y atajar los riesgos de seguridad nacional que representa el avance de la OTAN hacia el este.
Ucrania es apoyada militarmente por la mayoría de los países miembros de la OTAN, el bloque bélico que lidera Estados Unidos. (Sputnik)
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