Daniel Jesús Durán Sandoval, es profesor de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad de las Américas en Santiago de Chile. Es Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid. También ha trabajado como investigador visitante en la Universidad de Pekín.
Sus intereses de investigación se centran en el desarrollo sostenible de los sistemas agroalimentarios, la energía y las políticas públicas.
En una entrevista exclusiva con TV BRICS, habló sobre el impacto global del desperdicio de alimentos, las estrategias de gestión de residuos en Chile, las experiencias internacionales y las oportunidades de cooperación agrícola y energética con Rusia.
Tú eres experto en gestión de residuos, particularmente en residuos alimentarios. ¿Podrías comentarnos un poco más sobre este problema en el entorno global?
La verdad es que el problema de la desperdicio de alimentos es un problema que tiene varias dimensiones, de hecho afecta al medio ambiente y también afecta a la sociedad. Sin ir más lejos, para poder producir alimentos, el 70 % del agua dulce que se gasta a nivel mundial, que gasta la humanidad, la gasta la producción de alimentos. El 80 % de la deforestación que el ser humano produce es a causa de la producción de alimentos y el 10 % de los gases de efecto invernadero que la humanidad produce también son a causa de la producción de alimentos.
Y sin contar que cada vez que producimos alimentos, dentro de la cadena de producción de alimentos, necesitamos embalar esos alimentos, empacarlos, lo cual usualmente se hace en plásticos, que terminan en los océanos, acidificándolos porque se transforman en microplásticos.
Entonces, ahí tienes cuatro conexiones directas donde el medio ambiente se ve afectado por nuestra producción de alimentos. Por otro lado, si tenemos una pérdida y desperdicio de alimentos, de acuerdo a la estadística de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), un tercio de los alimentos se desperdicia a nivel mundial. Quiere decir que un tercio o un 33 % de todo este uso de recursos en la producción de alimentos también se desperdicia.
Entonces, en ese sentido tienes un impacto del sistema agroalimentario cuando se genera una pérdida y desperdicio de alimentos bastante importante hacia el medio ambiente.
En Chile cerca de la mitad de los residuos domésticos son de carácter orgánico y que se los puede manejar con compostaje o digestión anaeróbica. ¿Nos podrías detallar más sobre esos procedimientos?
Eso es un tema muy interesante. Cuando uno habla sobre la cadena de producción de alimentos, tienes básicamente en términos simples cinco etapas, desde la producción de alimentos, pasando por la cosecha, almacenamiento, procesamiento, distribución y consumo.
Generalmente cuando hablamos de la pérdida y desperdicio de alimentos, estamos hablando de un volumen de alimentos que no se consume y que se desperdicia en cada una de las etapas de la producción de alimentos. Por tanto cuando tenemos desperdicio de alimentos que los transformamos en compostaje o los transformamos en digestión anaeróbica, es decir, en energía. Lo que estamos haciendo es gestionar un alimento que ya no se consumió, pero que ya gastó una cantidad importante de recursos naturales. Por tanto, es lo último, es lo menos malo que podríamos hacer.
Para poder producir un kilo de cerdo tú gastas en la cadena de producción de alimentos 6.000 litros de agua. Entonces, una vez que tienes el kilo de cerdo, aunque tú lo gestiones a nivel de gestión de basura, ya consumiste esos 6.000 litros de agua que están en la cadena antes de la gestión de basura.
Entonces, en Chile, efectivamente, uno de los desafíos que tiene nuestro sistema es tomar todo este volumen de desperdicio de alimentos que se produce orgánico y evitar que se genere, para luego gestionarlo de una manera más eficiente. Y en ese sentido nosotros lo que estamos haciendo, es desarrollar una estrategia nacional, que busca controlar este desperdicio ex-antes y también una vez que se produce en una gestion más eficiente del residuo.
¿Qué experiencias conoces de los países BRICS en cuanto a la gestión de residuos? ¿Qué experiencias crees que son exitosas para el manejo de esto?
Hay varias experiencias que conozco, parte de mi formación fue en China, que es un país que es miembro de los BRICS. Y, bueno, China está bastante avanzado en varias dimensiones relacionadas con la pérdida y desperdicio de alimentos y también con la área de sostenibilidad en general. Por ejemplo, en China, hace unos años atrás, se desarrolló una estrategia nacional de administración de los residuos y también de prevención de los residuos.
Por ejemplo, cada hogar en China separa los residuos que son orgánicos, de los que no son orgánicos, y los que son orgánicos se van a una estrategia nacional de producción de energía. Entonces, de esa manera, tú tienes dos vías que se pueden utilizar. La primera es una vía donde utiliza los residuos a nivel, los residuos que se generan en los hogares, a nivel industrial para poder producir energía. Pero también China esta desarrollando y educando a la población para que se pueda ejecutar compostaje local. De esa manera tú puedes dividir la gestión de los residuos tanto a nivel localizado, a nivel individual y también a nivel de industria.
Entonces de esa forma tú después puedes inyectar nueva energía al sistema pero también puedes generar una micro administración de los residuos que te puede servir, por ejemplo, para después hacer agricultura urbana, o agricultura a pequeña escala en un pequeño departamento o en el patio de un hogar o de una casa.
En cambio, Chile, ¿qué experiencias o conocimientos podría compartir con los países BRICS o con el resto del mundo para justamente el manejo de este tipo de residuos?
Chile está avanzando en los últimos años bastante respecto de esta temática. De hecho, nosotros en el 2021 publicamos dos programas nacionales de política pública. Uno es una estrategia nacional de administración de los residuos orgánicos hacia el 2040, ese es el horizonte. Y también se publicó una estrategia nacional de economía circular.
Estas dos estrategias están conversando entre sí para poder mitigar los residuos orgánicos que se producen en los hogares y también en restaurante o en otra etapa de la cadena alimentaria y transformarlos o incluirlos dentro de procesos de economía circular que te permitan producir compostaje, producir agroecología, producir también energía y mitigar también los efectos de gases de efecto invernadero que producen este tipo de residuos orgánicos en los vertederos, por ejemplo.
En ese sentido, la experiencia de Chile ha generado una estrategia robusta a nivel de política pública. Desafíos que tenemos todavía por hacer, porque esta estrategia se generó en los últimos cuatro años, a nivel gubernamental, pero todavía quedan muchos desafíos. A nivel de educación ambiental, todavía la población no tiene una cultura de separar los residuos a pesar de que está el marco normativo.
Entonces, el marco normativo tiene que bajar hacia la población en particular a través de educación ambiental que le permita empezar efectivamente a ejecutar acciones que estén dirigidas a cumplir este marco normativo.
¿Qué tecnologías agrícolas o cultivos de América Latina o en Chile en específico podrían aplicarse acá en Rusia?
Rusia tiene un clima bastante severo. Yo podría decir que principalmente creo que hay productos que son de producción agrícola de corto tiempo que se podrían aplicar algunos tipos de variaciones de papas, por ejemplo quinoa, que son cultivos que son de más corto plazo que podrían aplicarse en Rusia con condiciones de climáticas más severas.
Latinoamérica tiene una población muy importante de distintos pueblos originarios. Estos pueblos por muchos años, cientos de años, han venido cultivando semillas que son silvestres o semillas que no están intervenidas genéticamente.
La ventaja de estas semillas que no están intervenidas genéticamente es que son más resilientes a problemas medioambientales derivados por ejemplo del cambio climático. En ese sentido creo que el conocimiento que tenemos nosotros sobre semillas que son particulares, locales y que se han cultivado a través de generaciones por estos pueblos originarios, creo que podrían servir bastante como cultivos en otros lugares del mundo, frente a estos efectos tan catastróficos que está teniendo el cambio climático. Por otro lado también estas semillas permiten también entregar independencia a los pequeños agricultores de las grandes semillas que están patentadas y que muchas veces requieren una inversión mayor para pequeños agricultores.
Me gustaría centrarme básicamente en dos ideas principales. La primera es que la industria energética es un sector tan importante para Rusia como la agricultura. Rusia ha desarrollado una política de seguridad energética bastante importante y sólida. En ese sentido creo que hay varios elementos de la estrategia de seguridad energética de Rusia que nosotros podríamos tomar porque es bastante más compleja.
Nosotros hace 10 años atrás desarrollamos en Chile nuestra estrategia nacional de seguridad energética, pero está principalmente basada en las energías renovables y el precio de la energía. Creo que nosotros podríamos complementar nuestra estrategia de seguridad energética con lo que está haciendo Rusia. Por otro lado hay otra dimensión en la cual me gustaría centrarme y es que Rusia tiene una larga tradición en esta industria y por tanto también ha desarrollado muchas tecnologías asociadas con esta industria.
La entrevista completa puede verse aquí.
@TVBRICS