En la ciudad brasileña de Río de Janeiro, en la región de Santa Teresa, se abrió un bistró inusual con un auténtico samovar de Tula, crepes rusos y medovik. La atmósfera está impregnada del aroma del té con tomillo. El propietario del local, Fiódor Lavréntiev, contó a TV BRICS cómo un hallazgo casual en un mercado de pulgas lo inspiró a crear un espacio cultural que une a la comunidad rusa con los habitantes locales.
“Un día vi un samovar de Tula en un mercado de pulgas y, por supuesto, lo compré. Eso ocurrió poco antes de la apertura del café y quedó claro que se convertiría en el elemento central”, compartió Lavréntiev.
Según él impulsor del proyecto el samovar llama la atención de los transeúntes: sale humo de él y la gente se detiene con curiosidad. Algunos se sorprenden, y otros recuerdan que alguna vez leyeron sobre él en las obras de Fiódor Dostoyevski y León Tolstói, pero nunca lo habían visto en la vida real.
El propietario del café confesó que él mismo toma té desde la infancia y que desde hace tiempo soñaba con crear en Brasil un lugar donde no solo se pudiera encontrar café, sino también té negro o verde auténtico, con melisa, jazmín o tomillo.
“Con el té servimos Medovik y Napoleón, así como syrniki y blinis. Todos estos productos resultan bastante exóticos para los brasileños. Pero nuestras tortas les gustan mucho a los lugareños. Todavía no se han aficionado a los syrniki, pero los hemos incorporado recientemente al menú”, señaló.
Lavréntiev añadió que los sábados la comunidad rusa se reúne en el bistró para jugar a “¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo?”, y que para el otoño ya se está planificando una velada de canciones populares rusas. El propietario está convencido de que este lugar no es simplemente un café, sino un verdadero centro de atracción tanto para la diáspora rusa como para los brasileños que desean conocer la cultura de Rusia a través del té, platos deliciosos y un ambiente acogedor.
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