En 1830, el poeta publicó unos versos “escépticos”, como él decía, en su almanaque Flores del Norte:
“Un regalo en vano, un regalo por casualidad,
Vida, ¿por qué me fuiste dada?
¿O por qué fuiste condenada a la ejecución por un destino secreto?”.
Dominio público
El poema fue leído por el metropolita Filaret de Moscú y Kolomna y éste escribió una respuesta. Así comenzó un diálogo en verso entre el clérigo y el poeta. Y, pronto, la respuesta de Pushkin apareció en la Gazeta Literaria:
“En horas de diversión o aburrimiento festivo,
solía confiar a la lira
Con los sonidos afeminados
De la locura, la pereza y las pasiones”.
Terminaba con las líneas:
“Por tu fuego el alma se abrasa,
Rechazada la oscuridad de las vanidades terrenales
Y el poeta escucha el arpa de los serafines
En el horror sagrado del poeta”.
Taller de pintura de iconos en nombre del Santo Monje Alipiy Pecherskiy
Lo interesante es que, en la versión original, se mencionaba a Filaret en lugar de Serafín, pero, más tarde, el poeta sustituyó su nombre por una imagen más neutra.
La historia de la correspondencia entre los dos grandes hombres quedó reflejada en los iconos del santo. Por ejemplo, en uno de ellos, Pushkin está representado con una corona de laurel y una lira en las manos. El Metropolitano, por otra parte, con la Biblia. Y para la iglesia moscovita del Icono de la Madre de Dios “Alegría de todos los que sufren”, los artistas representaron el encuentro entre San Filaret y Pushkin en una de las escenas del icono.
RB